la maternidad como crecimiento personal

Maternidad, oportunidad de crecimiento personal

Ser madre nos transforma.

El embarazo y postparto son momentos de removimiento interno que si sabemos aprovecharlos son perfectos para subir un escalón en nuestro crecimiento personal.

Siempre les digo a las mujeres que acompaño en sus procesos de maternidad, que cuando nace su bebe, muere una parte de ellas, para dar paso al nacimiento de la madre y ese renacer debe hacerse desde la plena conciencia y el compromiso con nosotras mismas de crecer y aprender cada día de la mano de nuestro bebé.

Lo bonito es que el compromiso comienza desde el momento que sabemos que estamos embarazadas y tenemos por delante 9 meses para hacer nuestro propio master de crecimiento personal. Por supuesto, este master no es individual sino que debe hacerse de la mano de la pareja, porque el nacimiento de un hijo/a transforma y cambia la conciencia de la unidad familiar.

Pero lo que sí que es cierto, es que la mujer es la que abre el camino del despertar de la conciencia desde el primer momento en que es consciente del ser que se gesta en su vientre:

  • Comienzan a surgir miedos, dudas, temores…
  • Emergen creencias o vivencias de su infancia o de las relaciones familiares
  • También sus expectativas como madre, los estereotipos establecidos…

Y ahí, es cuando aparece la sombra, la oscuridad, que hay que abrazar y sanar aunque cueste y nos duela.

maternidad consciente en Vida Simala

La maternidad consciente

Mientras tanto, la pareja escucha y acompaña cada momento, estableciendo un compromiso con la madre de caminar juntos hacia una maternidad y crianza consciente y respetuosa.

La conexión con nuestro bebé es una valiosa oportunidad para acceder a nuestro mundo interno y escucharnos. La meditación va a ser nuestra mejor llave para hacerlo a diario.

Muchas mujeres fantasean con una maternidad idealizada y perfecta, con un estado de felicidad y satisfacción constante, sin altibajos, pero nada más lejos de la realidad, porque cierto es que la maternidad es una vivencia transformadora y maravillosa, pero conlleva una gran responsabilidad y compromiso, al tiempo que es un acto de generosidad y amor incondicional.

Ser madre conlleva una pérdida de libertad personal y de tiempo propio. Suele implicar dejar de realizar algunos de nuestros proyectos personales durante varios años, mientras cuidamos y atendemos a nuestro bebé y eso muchas veces no es fácil de digerir o aceptar, yo misma he podido sentir todo esto en mi propia piel y puedo asegurarte que cuesta, que duele y que no es fácil.

Está claro que adoras y amas a tu bebé y no lo cambiarias por nada, pero hay mucho que debes soltar y dejar a un lado momentáneamente para dedicarte a él.

Pero no solo es la mamá la que ve cómo su vida cambia, si no que la pareja a nivel individual también adapta su vida a la llegada del bebé, y por supuesto, la relación entre ambos progenitores como pareja también se ve afectada, se pasa de ser dos a ser tres, de pareja sin hijos a pareja con hijos, cambia tantísimo todo que hay que estar preparado para ello, siempre desde el amor, la comprensión y el respeto.

Por eso, es tan importante reconocer nuestra sombra y saber que el crecimiento interior es a través de la sanación de ella.

La sombra hace su aparición en el embarazo y se potencia en el postparto, por eso es importante que la madre se siente arropada y sostenida en cada momento y sea capaz de ir sanando lo que va surgiendo.

El parto es una experiencia realmente impactante y para la mujer supone su renacimiento, aunque cierto es que la situación de vulnerabilidad tras el parto es muy intensa y la sombra aprovecha para volver a aparecer.

Pero querida mamá, te aseguro que puedes, que no estás sola, que debes abrazar sea lo que sea que surja en ti y tomar lo que llega como una oportunidad para crecer a nivel personal y espiritual.

Conecta con toda la sabiduría que hay en ti y se honesta con lo que necesitas, al igual que tu bebé demanda y pide, hazlo tu también. Tienes derecho a poner límites, a expresarte, a decir no, a no saberlo todo, a equivocarte… pero sobre todo tienes la obligación de respetarte y valorarte.

¿Y la sombra?

Pues seguirá ahí medio escondida e irá haciendo apariciones de vez en cuando, lo notarás porque no te sentirás bien, tendrás ganas de llorar, de salir huyendo, de rendirte… pero nada más lejos de la realidad, porque ahí es cuando te retiras, te abrazas, te vacías y descansas para romper la crisálida y resurgir como una preciosa mariposa con tu bebé en bracitos.

Lo que es clave en la senda de la maternidad es comprender los espacios emocionales que transitamos las madres y los padres durante el embarazo, el parto y la crianza de los hijos/as.

Te aseguro que cuando la madre sana el bebé está tranquilo y todo fluye. Y cuando la pareja sabe cuál es su papel y es capaz también de sanar sus creencias, la triada (mamá-bebé-pareja) se forma y crece en armonía.

Adelante, ¡que todas las madres del mundo sean felices! 

Honrando la maternidad

 

 

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